Autoría: Néstor Caniglia, Enrique Federman, Claudio Martinez Bel
Actúan: Néstor Caniglia, Claudio Martinez Bel
Asesoramiento musical: Carlos Gianni Supervisión
Dramatúrgica: Mauricio Kartun
Dirección: Enrique Federman
Enrique Federman va más allá. Lejos de buscar en el escándalo y la exhibición en cuantiosas dosis, este director y dramaturgo cree que hoy la transgresión pasa por”hacer un espectáculo profesional, cuidado y de calidad”. La receta de “Perras” incluye este principio, a Mauricio Kartun como colaborador autoral en esta creación colectiva y a dos excelentes actores-clowns. Claudio Martínez Bel y Nestro Caniglia, ambos forman parte del elenco de la genial “No Me Dejes Así”, también dirigida por Enrique Federman. Martinez Bel y Caniglia interpretan esta vez a dos hombres que se encuentran una tarde en una plaza cuando sacan a pasear a sus perras.
El dueño de Yanina (Caniglia) parece ser un hombre sensible y absolutamente informado de todas las novedades en entrenamiento y cuidado de caninos. Su setter es mucho, pero mucho, más que su mascota, es su compañera, casi se olvida que es un animal. El dueño de Colita (Martínez Bel) es un tipo rudo. La relación que mantiene con su cachorra es violenta y roza el sadismo. Los dos hombres representan dos puestas en práctica distintas de la perversión. Mientras conversan sobre sus mascotas, hablarán de ellos, de sus esposas, de sus madres y, poco a poco, empezarán a expresar sus patologías más profundas. Los espectadores seremos testigos de estos estallidos juego de iluminación mediante.
La obra transcurre en un escenario despojado de cualquier tipo de escenografía, no hay ningún objeto en escena y el vestuario es costumbrista. Esta decisión de puesta en escena, que deja entrever la aguda y meticulosa dirección de Federman, logra que se destaque y potencie el trabajo actoral y principalmente gestual de los intérpretes. “Quisimos trabajar sin subrayados para construir un humor invisible que nunca revela su artificio”, asegura el director de Perras Con dos obras más en escena, “Viene Sucediendo” y “Pervertido por Accidente”, Enrique Federman es un reconocido estudioso del humor. Sus últimos trabajos son resultado de investigaciones colectivas sobre las distintas herramientas físicas y gestuales en el teatro. En esta obra incorpora elementos del absurdo y del grotesco que añaden a la puesta un tono impune a la hora de hacer reír.
En resumidas cuentas, el gran logro de Federman es generar una puesta experimental que es parte y producto de una investigación y volverla apta para todo público, es decir, no solo para expertos
Sábado - 21:00 hs - Hasta el 31/03/2012
Espacio CELCIT Moreno 431
Mas de esto en:
La Almohada Maldita, Lunes a Viernes de 6 a 9 de la mañana por Rock&Pop 95.9
Revista Hecho en Buenos Aires
sábado, 25 de febrero de 2012
LA FAMILIA ARGENTINA
Actúan:
Claudia Cantero, Carla Crespo y Luis Machín
Dirección:
Cristina Banegas
Asistencia
de dirección: Francisca Ure
Dijo el maestro Alberto Ure en una
entrevista hace 10 años: “La pieza trata de un psicoanalista casado con una
arquitecta que tiene una hija de otro matrimonio. Pasa el tiempo y el tipo se
engancha con la piba". Cortito y al pié. De a momentos ácido, irónico y
practicante del humor negro, Ure, escribió una sola obra de teatro en su vida,
“La Familia Argentina”, a principios de
los `90 cuando la idea de familia ensamblada escandalizaba a más de un maestra
de primaria. Tuvo dos únicas puestas en
escena, el año pasado en Rosario bajo la dirección de Rody Bertol y ahora
Cristina Banegas la llevo a la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación.
Quizás fue la admiración de Benegas por Ure
lo que la llevó a transformar un texto inteligente y provocador en una puesta aún
mejor: una comedia psicoanalítica que muestra la frivolidad de nuestra clase media menemista inmersa en un
conflicto propio de la tragedia griega: el protagonista viola las leyes divinas
y ya no puede controlar sus consecuencias.
Vale destacar a Claudia Cantero y su
extraordinaria interpretación de esta
madre que se ve traicionada por su hija y por su marido. Abatida ante el aparente
delirio de la nueva pareja, se contiene y
se reprime todo lo que su hija no pudo, pero de a momentos estalla en
revulsión.
“La Familia Argentina” habla de nosotros,
de nosotros después de los militares, de la violencia, de lo que hacemos los
argentinos con las heridas, de que la terapia no sirve para nada, de que las
heridas todavía están abiertas, de que no existe tal cosa como la trasgresión.
Llegará un punto en ese living genérico que
se encontraran los tres. La madre, la hija y el padrastro. La hija, el novio y
la madre. La madre, su madre y el
hombre. E intentaran diseccionar cómo fue posible que se les olvidara la
prohibición originaria.
Centro
Cultural de la Cooperación, 2011
“Yo Quiero Ser Laura Ingalls”
Dramaturgia: Daniel Perissé
Actuan: Carolina Refusta
Dirección: Daniel Perissé
Basado en textos del blog
teamoperovestiteyandate.blogspot.com
Verborragia real: invasiva, agobiante y absolutamente necesaria para
concebir el ritmo de “Yo Quiero ser Laura Ingalls”. Anna escupe oraciones muchas veces inconexas intentando entender de qué la va esto de la adolescencia. Un
unipersonal cómico, pero que tiene mucho por decir, basado en textos del
blogspot teamoperovestiteyandate de Nayla
Perisse.
Esta joven autora, en la piel de Anna Turz,
escribe desde hace algunos años una especie de diario íntimo de entrada libre y
gratuita. Un secreto a voces virtual. Experiencias propias y ajenas, elucubraciones,
hipótesis de temas varios y apuntes para un después de mediano plazo.
Daniel Perissé se sumergió en tres años de
literatura bloggera, toco el fondo y salió a la superficie del teatro Tardón
con una estética absolutamente actual en la que, en clave de rompecabezas,
desde la música, los juegos de luces,
las proyecciones como parte de la escenografía, el texto y algunos semblantes coreográficos,
logra una unidad dramática con el tono
exacto.
El director muestra una Anna Turz que es
punk rock y Susanita de Mafalda a la vez,
reivindicando cierta histeria femenina
en su emergencia. Una chica de 20 años
que se esconde en su habitación, se pierde en las redes sociales, en la música
a todo volumen y en ella misma y a continuación nos invita a pasar.
Daniel Perissé es actor y director desde
hace muchos años, desde 1997 dirige junto a Norma LIchtenstein el espacio
teatral “La Voltereta”. Mil veces dirigió textos de otros, escribió para otros,
pensó en función de otros. Esta vez es distinto porque va a hacer teatro los textos de su única
hija. Quizás por eso la obra trata el tema del paso de la niñez a la
adolescencia sin prejuicio. Sin queja ni nostalgia.
TEATRO LA VOLTERETA
TEATRO TADRON
El fin del mundito
Autor y Director: Gerardo Chendo
Supervisión de dramaturgia: Javier Daulte
Protagonista: Demián Candal
Gral. Bienvenido Valenzuela (off): Arnaldo André
Locutora (off): Jorgelina Aruzzi
¿Qué hubiera sucedido si Paraguay hubiera tomado revancha por la masacre que dejo la guerra de la triple alianza 100 años después? ¿Qué hubiera pasado si el dictador Alfredo Stroessner, presidente de Paraguay en 1965, un día fresco de primavera hubiera sentado a su equipo de colaboradores y les hubiera informado que iniciarían acciones bélicas mundiales y nucleares para vengarse? La historia no puede responder esto que el teatro puede contar desde los rincones menos pensados.
Juan Palaudi, un joven inventor con ímpetu, visión y ganas de progresar iba camino a una importante entrevista de trabajo cuando afuera estalla la guerra. Juan, desde la cabina del ascensor de la empresa que pisa por primera vez, percibe una colosal explosión. A partir de ese momento, “El Fin del mundito” es un relato sobre el encierro, la incertidumbre y como de a poco se van transformando en locura. Las conversaciones de Juan con el General Bienvenido Valenzuela a través del intercomunicador del ascensor no lo alivian, no le dan respuestas, ni razones que expliquen su reclusión violenta, sino todo lo contrario.
El personaje protagónico de este unipersonal no se dará por vencido, es perseverante y optimista. Sin embargo, obligado a resolver sus necesidades más básicas en ese metro cuadrado, el sin sentido se apoderará de él: ¿para qué luchar? Afuera el mundo es otro, quizás ya nada es como antes, probablemente su familia y amigos ya no están, y además, hacia adentro, él tampoco es el mismo.
El juicio final. El apocalipsis. El fin de los tiempos. Las religiones y las distintas filosofías han hecho eco de estas cuestiones desde el inicio de los tiempos. No importa efectivamente de qué modo suceda pero será el fin del estado actual de las cosas, no obstante Gerardo Chendo, director de esta obra, plantea otro inicio.
Destacada actuación de Demian Candal en una puesta que busca, y logra ampliamente, inquietar al espectador.
Pero lo que sucede afuera - de lo que nadie, nunca, puede ocuparse - no interesa más que como detonador y marco de lo que sí importa: que pasa adentro, de la cabina y del mismo Juan.
El tiempo transcurre, acto tras acto, y las desatendidas necesidades básicas del protagonista lo deterioran sin remedio.
Mientras intenta sobrevivir, salir, ser rescatado o, al menos, entender; descubre, con crudeza, que ya no es lo que hacía, ni sus sueños, ni su discurso, ni su pasado. Si es que, alguna vez, lo fue.
Obligado por su circunstancia, reflexiona, conjetura, se queja y cuestiona. ¿Por qué le pasa esto? ¿Quién tiene la culpa? ¿Quién es él, en realidad? ¿Qué lo constituye?
Rendido, intoxicado y agónico, es poseído por un entendimiento supremo y diferente. O acaso delire…
En un desenlace tan violento y fatal, como inesperado y tierno, TODO cobra un nuevo significado.
Domingos 20hs
Belisario Club de Cultura, Corrientes 1624
Entradas $40 / Reservas: 4373 - 3465
Supervisión de dramaturgia: Javier Daulte
Protagonista: Demián Candal
Gral. Bienvenido Valenzuela (off): Arnaldo André
Locutora (off): Jorgelina Aruzzi
¿Qué hubiera sucedido si Paraguay hubiera tomado revancha por la masacre que dejo la guerra de la triple alianza 100 años después? ¿Qué hubiera pasado si el dictador Alfredo Stroessner, presidente de Paraguay en 1965, un día fresco de primavera hubiera sentado a su equipo de colaboradores y les hubiera informado que iniciarían acciones bélicas mundiales y nucleares para vengarse? La historia no puede responder esto que el teatro puede contar desde los rincones menos pensados.
Juan Palaudi, un joven inventor con ímpetu, visión y ganas de progresar iba camino a una importante entrevista de trabajo cuando afuera estalla la guerra. Juan, desde la cabina del ascensor de la empresa que pisa por primera vez, percibe una colosal explosión. A partir de ese momento, “El Fin del mundito” es un relato sobre el encierro, la incertidumbre y como de a poco se van transformando en locura. Las conversaciones de Juan con el General Bienvenido Valenzuela a través del intercomunicador del ascensor no lo alivian, no le dan respuestas, ni razones que expliquen su reclusión violenta, sino todo lo contrario.
El personaje protagónico de este unipersonal no se dará por vencido, es perseverante y optimista. Sin embargo, obligado a resolver sus necesidades más básicas en ese metro cuadrado, el sin sentido se apoderará de él: ¿para qué luchar? Afuera el mundo es otro, quizás ya nada es como antes, probablemente su familia y amigos ya no están, y además, hacia adentro, él tampoco es el mismo.
El juicio final. El apocalipsis. El fin de los tiempos. Las religiones y las distintas filosofías han hecho eco de estas cuestiones desde el inicio de los tiempos. No importa efectivamente de qué modo suceda pero será el fin del estado actual de las cosas, no obstante Gerardo Chendo, director de esta obra, plantea otro inicio.
Destacada actuación de Demian Candal en una puesta que busca, y logra ampliamente, inquietar al espectador.
Pero lo que sucede afuera - de lo que nadie, nunca, puede ocuparse - no interesa más que como detonador y marco de lo que sí importa: que pasa adentro, de la cabina y del mismo Juan.
El tiempo transcurre, acto tras acto, y las desatendidas necesidades básicas del protagonista lo deterioran sin remedio.
Mientras intenta sobrevivir, salir, ser rescatado o, al menos, entender; descubre, con crudeza, que ya no es lo que hacía, ni sus sueños, ni su discurso, ni su pasado. Si es que, alguna vez, lo fue.
Obligado por su circunstancia, reflexiona, conjetura, se queja y cuestiona. ¿Por qué le pasa esto? ¿Quién tiene la culpa? ¿Quién es él, en realidad? ¿Qué lo constituye?
Rendido, intoxicado y agónico, es poseído por un entendimiento supremo y diferente. O acaso delire…
En un desenlace tan violento y fatal, como inesperado y tierno, TODO cobra un nuevo significado.
Domingos 20hs
Belisario Club de Cultura, Corrientes 1624
Entradas $40 / Reservas: 4373 - 3465
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